Nicolás nos conocía desde hacía tiempo. Con Dosaigües hizo años atrás la clínica que dirige en Valencia y volvió a contar con nosotros para convertir el piso que habían comprado, tortuoso y oscuro, en la casa que compartir con Charlotte, su mujer, y sus tres hijas (y la cuarta, que no tardaría en llegar).

El reto consistía en hacer de dos pisos contiguos independientes, una vivienda bien distribuida en la que los espacios principales y una zona para invitados quedaran en la parte delantera, volcando a la terraza, y las habitaciones detrás, abriendo al tranquilo patio de manzana, con un área diferenciada para las niñas.

"Era difícil imaginar que un piso tan deteriorado y oscuro pudiera convertirse en una casa tan práctica y con luz natural en todas las estancias… tenemos una cocina tan agradable que se ha convertido en el centro de la casa. Casi siempre estamos en ella, nosotros y las cuatro niñas."